Termino de leer este nuevo escrito de Alberto, que como su autor dice, se puede leer “en clave de nouvelle” (novela corta, novelette) y quedo, contrario a su extensión, asaltada por muchas emociones que han surgido en cada página recorrida. Tantas que podrían llenar otro libro. Y pienso que de eso se trata la literatura, hacerte sentir, creer que estás dentro, vivir junto a los personajes.
El manejo de dos voces en primera persona (ya de por si una tarea titánica) es contundente, una es una voz femenina, íntima, dolida; la otra, la propia, la del autor, hace que la lectura te atrape desde la primera página, preguntándote adonde te quiere llevar con su escrito. Cuando te das cuenta ya estás adentro y no podés parar hasta que llega la página 82. Y eso es todo, y te ves deseando que lo que has leído no fuese cierto, que tanto dolor y culpas no existiesen. En algún momento de la lectura me recordó a Eduardo Sacheri y su forma de narrar tan humana, tan íntima, tan cercana. Las voces, la propia y la ajena, están ahí presentes, diciéndote que es posible que las personas seamos mejores. Y justo te llega la redención. Gracias Alberto.
Linda Baez Lacayo
Managua, 24 de diciembre 2020