Archivo de la categoría: Cuento

No hay duda en mí

“No hay duda en mí” es una mirada íntima, aquí conviven reflexiones acerca de la familia, la vida, la muerte y el amor, desde una experiencia de mujer joven, Masaya y periodista.

La identidad local y familiar recorren el mapa de sus recuerdos y sus pensamientos se revelan sin barreras, de forma tan natural que podemos sentir que estamos traspasando un espacio privado, un cuarto que se abre en la mente de la escritora, un lugar que, a semejanza de un tríptico del Bosco, nos muestra lo que fue, lo que es y lo que tal vez será. 

El silencio canta en mí

En «El silencio canta en mí» hemos encontrado una nueva propuesta de lectura. El autor nos sorprende al entregarnos en esta obra tres propuestas valiosa en el campo literario, entra con una gran naturalidad en la crónica personal, el cuentos y la mini ficción, esto nos lleva a definirla como una obra hibrida.

La presencia de la luna atraviesa casi toda la primera parte.

La segunda parte lo compone un solo cuento escrito a manera de diario.

 La tercera parte contiene relatos breves, que me gustaría llamar “minimalistas”.

La propuesta es animar a los jóvenes escritores a expresarse en diferentes géneros en una solo obra.

EL TRIÁNGULO DE LA CHELA

Relatos de amores y de muertes»

El libro se inicia con el cuento “Anduvo, anduvo, anduvo”. Inmediatamente lo vinculé con el poema de Rubén Darío “Caupolicán” en el cual un terceto repite ese verbo tres veces. Nada más lejos de la verdad. El cuento trata de la mujer ideal de un hombre que es nada menos que María Félix. Tras su intensa búsqueda, la trae desde México para mantenerla encerrada y adorarla. Muy pronto, el hijo de la actriz, la rescata y el pierde a la mujer amada. El final es sorpresivo: la Doña no era nada menos que ¡una imagen virtual que se le escapó del internet y el enamorado pierde para siempre!.

Finalmente, en los veintiún relatos de El triángulo de la Chela (la rubia) de Saballos, la voz narrativa nos toma de la mano y nos va llevando de detalle en detalle para sumergirnos en intrincados laberintos hasta llegar al clímax. En estos relatos signados por la violencia, el amor como Alfa y la muerte como Omega nos conduce a finales impactantes e inesperados característicos de los buenos cuentos, aquellos que terminan con un giro inesperados que los lectores quedan perplejos. Pongo de ejemplo “El almohadón de plumas” del formidable escritor uruguayo Horacio Quiroga y el de Rubén “El caso de la Señorita Amelia”.

Dra. Nydia Palacios Vivas

La vida en diminutivo

CECILIA RÍOS comenta sobre La vida en diminutivo.

Recientemente tuve un encuentro extraordinario con un ser vivo ansioso por interactuar, en busca de alguien que lo descifrara, vibrara con él y le hiciera crecer. Se trata de la colección de microrrelatos La vida en diminutivo del escritor nicaragüense Alberto Sánchez Argüello, con quien he tenido la oportunidad de intercambiar impresiones en el marco de la publicación de su libro La vida en diminutivo (2022).En literatura toda obra permite diversas lecturas, tantas como lectores pasen sus ojos por ella e incluso una distinta por cada relectura, ya que nuestra cosmovisión es única y cambiante conforme nos alimentamos de experiencias. Los escritos se completan al ser leídos e interiorizados. Esto se vuelve más válido incluso con la microficción, un género que en palabras de Sánchez “permite condensar las ideas, explorar múltiples tópicos y estilos, a la vez que genera un nivel de vínculo co-creativo con el lector que no tiene comparación con otras formas narrativas”. Nos convertimos en un colaborador activo por la inquietud que provocan sus creaciones.Siempre he admirado los cuentos por ser cápsulas que contienen universos enteros concentrados en tan poco espacio. Ahora veo cómo se pueden sintetizar aún más para ser píldoras efervescentes que impactan de sopetón y que además tienen efectos prolongados. Al usar tan solo lo imprescindible en el relato, los lectores nos convertimos en ese actor clave para que exploten los mensajes, se devele lo que apenas se asoma y el autor nos lleve por recovecos interpretativos al tomar por asalto nuestra psique.Solemos usar el diminutivo con una semántica de afecto, para suavizar el contexto o reducir el impacto de nuestras palabras. El diminutivo en el título de esta colección no tiene nada de eso. Por el contrario, es un recurso para mayor emoción: la brevedad te desasosiega con un contenido que a pesar de rayar en lo fantásticamente absurdo, se saborea plausible con lugares y acciones comunes de  la vida diaria, cuadros de la sociedad que te llevan a una profunda desesperanza para maquinar mundos paralelos y creer en distopías.La colección está amenamente variada. En ella encontramos un desempleado que de repente llega a su hogar guiado por un lazarillo, una familia en apariencia común pero que es más bien de esos vecinos terroríficos, historias con enfoque de género, un moderno viaje al centro de la Tierra con accidentados hallazgos de nuestro podrido mundo en el camino, varios vistazos a un futuro donde todo puede ser peor hasta una mini serie de relatos con una desconcertante meta ficción.Encontramos también alusiones claras a grandes de la literatura como el maestro de la ciencia ficción Julio Verne, el rey del terror Stephen King, así como mundos y personajes que bien podrían ser del ideario de Borges o KafkaAlberto me cuenta que su minificción “es muy intertextual, primero porque es uno de los recursos más efectivos para lograr profundidad con concisión: recurrir a marcos cognitivos comunes con el lector modelo, como son las lecturas comunes; y segundo porque siempre he sido lector y la minificción es perfecta para construir mundos textuales a partir de referencias a otros libros que he disfrutado y que me han marcado”.Los mini relatos de Sánchez han atraído la atención de varias editoriales latinoamericanas que han publicado su obra y ahora tenemos el gusto de contar con un tiraje en casa de la mano de Anamá Ediciones, evidencia de que el género está cobrando auge en nuestro país. Esa popularidad se debe en buena parte a los esfuerzos de difusión de cultores de la narrativa breve, entre ellos Alberto, quienes han organizado eventos culturales como el primer festival regional de minificción que se celebró este año de forma simultánea en toda Centroamérica con actividades diarias durante una semana entre las que destacaron talleres, presentaciones de libros, ponencias y lecturas con micrófono abierto.La próxima vez que visiten una de las librerías de nuestro país, déjense encantar por ese pequeño muñeco vudú* que verán en los anaqueles, les prometo que los alfileres que penetrarán su mente son emisarios con mensajes codificados para que le den rienda suelta al ejercicio creativo como lectores cómplices.

*La portada es  creación de la artista dérmica Daniela Mercado.

LUIS BÁEZ

HISTORIA NACIONAL DE LO ABYECTO

Agua fuerte de posguerra

Este cuento pueden encontrarlo en la más reciente publicación de Luis Báez «Historia nacional de los abyecto»

Apareció en la casucha de láminas y cartones como siempre: acuclillado y tembleque, chorreando lluvia negrísima de montaña. Anselmo, se llamaba.
Afuera, el sol multiplicaba su ardor sobre la piel de la gente que circulaba más allá de las paredes de zinc que resplandecían entre la brisa corrosiva del Xolotlán.
Carlos pensaba que nadie, ni sus más íntimos demonios, podrían reconocerlo en medio de tanta inmundicia. A veces, cuando el hambre apretaba y el calor arreciaba, ni siquiera él mismo atinaba a reconocerse.
Sin embargo, ahí estaba Anselmo, trémulo y absorto, como de costumbre.
Carlos tomó la mitad de un cigarrillo que llevaba en la oreja y lo prensó entre sus labios. Después exhaló la primera bocanada junto a unas pocas palabras.
“Ya sé lo que me venís a decir: que te mataron. Y que yo di la orden…”
Desde que terminó la guerra, Anselmo acostumbraba aparecer, permanecía en silencio y luego desaparecía. Esta vez, sin embargo, articuló palabras.
“No. No, no. Nada de eso, compita. Nada de eso”. “…y yo te voy a decir que creímos que te habías volteado”, sonrió Carlos, “pero eso ya no importa, porque vos y yo sabemos cómo fue la cosa. Y ya nada de lo que
hicimos lo podemos deshacer”. “¿La guerra decís?”
“La guerra. No. Eso no lo hicimos porque quisimos. Ya ves que fueron los otros los que salieron ganando…”
“¿Los muertos?”
“Sí. Y yo mandé a hacer el hoyo donde te enterramos, no sé si supiste… fue a la carrera. Seguro que ni te alcanzó todo el cuerpo… lo tuyo sí fue una cagada”.
“La primera noche un animal me mascó el brazo.
Después de arrancarme toda la carne de la muñeca, se me llevó una mano. Pero solo fueron las manos lo que me quedaron de fuera, compita. No se ahueve. La cara sí me quedó bien plantada en la tierra. Una tierra
negra, buenísima para la siembra…”
Carlos aplastó la colilla con la planta del pie y la chispa chirrió brevemente sobre el piso de tierra húmeda.
“Bueno”, dijo Carlos, “ya voy a poder dormir. Vos sabés, porque tu muerte fue semilla en tierra fértil y etcétera. Como decían los comandantes…”, murmuró Carlos con solemnidad.
“¡Dirección nacional, ordene!”, exclamó Anselmo mientras asumía porte marcial y se llevaba el muñón a la frente.
“¡La runga, compa…!”
“¡Son chochadas! aquí hasta los comandantes son puetas”.
“¡…esa es nuestra poesía, compita. La runga!”
Los dos rompieron en carcajadas.
El sol resplandecía con furia fuera de las paredes de zinc y cartones viejos, abrasando una ciudad obstinada en crecer entre un gusanero de muertos.
La casucha reverberaba junto a la costa del lago donde los sueños y sacrificios de todos nuestros muertos se sedimentan con la mierda de los vivos.

Corazón delator

DELATOR UN TRIBUTO A SODA STEREO

‘Corazón Delator’ es una canción compuesta por Gustavo Cerati, quien se inspiró en un cuento de Edgar Allan Poe titulado ‘El Corazón Delator’ (1843).

En ambas obras se conectan el carácter pensativo en que los autores exteriorizan el sentido de la locura de una manera reflexiva y enajenada y cómo el corazón delata a los personajes en la intriga figurada; una simbiosis convexa entre el amor y la locura.

Como suele sucederle a cualquier corazón cuando le es inevitable ocultar sus sentimientos, como al tuyo, al mío, al de todos.

TRÁTAME SUAVEMENTE

No quiero soñar mil veces las mismas cosas.

Soda Stereo, 1984.

Entiendo que el que tiene la mente jodida soy yo. Me harto una y mil veces de tus estúpidos comentarios, puede que tengás toda la razón del mundo pero déjame ser así. De todas formas, así me siento bien.

Nada me queda por reclamar, yo no he sido ninguna santa paloma, ¡por favor! Yo también hice y deshice a mi antojo sin medir las consecuencias y mirame, aquí estoy, otra vez hecho mierda por alimentar una egolatría absurda que según yo me hacía sentir el mejor, ¡no jodás! Ella también la cagó un millón de veces y aún así yo todo le perdoné, precisamente porque yo también andaba en lo mismo. El gran problema es que aquí quien lo perdió todo fui yo, ella tranquila, haciendo su vida, la vida que venía haciendo mientras estaba conmigo y yo como siempre haciéndome el desentendido.

Y estos argumentos no me ayudan en absolutamente nada, al contrario, me desarman la poca y soez existencia que me queda… si es que algo queda de este mendrugo de cuerpo.

Tuve que parar de llorar porque sí. Ya era demasiado el ridículo, lo bueno es que todavía la poca dignidad que conservo no me permite que los demás me vean llorar. Eso solo a vos te lo permito, solo vos me importás y solo con vos quiero llorar, no me des ninguna despedida, sabiendo que esta es la última vez que te miraré, solo quiero que me tratés suavemente.

Los jóvenes no pueden volver a casa (Mario Martz)


Título: Los jóvenes no pueden volver a casa
Autor: Mario Martz
Clasificación: Cuento
Año de publicación: 2017
Formato: 5.5 x 8.5 pulg.
ISBN: 978-99924-75-53-9
Editorial: Anamá
Edición: 1
No. de Páginas: 158


SINOPSIS: Los protagonistas de Los jóvenes no pueden volver a casa son testigos del fracaso y víctimas del abandono y la locura; dan cuenta de la violencia gradual que acecha a la ciudad donde viven; un hijo ignoto que visita a su padre en compañía de su mejor amigo; un padre que regresa años después de haber abandonado a su familia; una familia extranjera que llega a Managua con la esperanza de encontrar a su hija desaparecida. Personajes que se entrelazan por la ausencia y la búsqueda de la identidad familiar. Seguir leyendo Los jóvenes no pueden volver a casa (Mario Martz)

PERROZOMPOPO y otros cuentos latinoamericanos (Franz Galich)


Título: PERROZOMPOPO y otros cuentos latinoamericanos
Autor: Franz Galich
Clasificación: Cuento
Año de publicación: 2017
Formato: 5.5 x 8.5 pulg.
ISBN: 978-99924-75-58-4
Editorial: Anamá
Edición: 1
No. de Páginas: 132


SINOPSIS: Franz Galich dijo alguna vez: “Yo escribo en nica y en chapín. Esto quiere decir que escribo con temática nica y chapina. Pero es que no hay diferencia entre Nicaragua y Guatemala porque tenemos los mismos problemas sociales”. Galich narra de forma magistral la problemática social y específicamente todo el ambiente de hostilidad que se vive en Centroamérica: el hambre, la pobreza, el dolor, la delincuencia, la prostitución infantil, los niños que se pierden y los pierde el consumo de la pega para olvidar el hambre y la indiferencia de la sociedad que los desprecia. Franz nos vuelve a sorprender con ‘Perrozompopo y otros cuentos latinoamericanos’, veinticuatro relatos escritos hace catorce años y que siguen estando vigentes, recordándonos que aún el circo, el dolor, el hambre y el abuso forman parte de una realidad que la mayoría nos negamos a ver. Seguir leyendo PERROZOMPOPO y otros cuentos latinoamericanos (Franz Galich)