poema de Carlos Fonseca Grigsby

El rinoceronte es un animal imaginario

como el mamut, el tigre de Tasmania y el dodo.

Al ver uno Marco Polo pensó que miraba

un unicornio: era después de todo

un animal cuadrúpedo de un solo cuerno.

Alberto Durero hizo un grabado de un rinoceronte

que nunca vio, y en lugar de piel gris y gruesa

le puso armadura de caballería pesada

o de ariete. Un buque blindado solitario en la llanura:

el rinoceronte imaginario de Durero

que además tiene rostro triste

como si supiera que los rinocerontes blancos

también se convertirían en animales imaginarios

una vez que se extinguiera

el último macho de la especie.


De manera que ya pueden quedarse ustedes

con sus hipogrifos, sus dragones y sus chupacabras

yo me quedo junto al rinoceronte de ojos melancólicos

y apenas entornados, como los de sus guardianes

que tienen ojeras más largas

que las del primer amor

y que protegen de los cazadores furtivos

a las últimas rinocerontes blancas

que iluminan la noche por abajo

como lo hace la luna por arriba.

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