Hoy en Mundo Editorial hablamos de la figura de la editora o editor. No vayas a pensar que los editores y las editoras son correctores, curadores o revisores. Más allá de la idealización de una o un amante de las letras, una editora o un editor es alguien que debe leer mucho y conocer el mercado del libro -y no, no son escritores frustrados 😂
📚📚📚
Aunque en siglos pasados era el escriba el encargado del aspecto final del libro, poco después de la invención de la imprenta, el impresor era el que trabajaba con el autor la maquetación del libro -hubo un tiempo en que las mujeres no podían publicar ni textos propios ni ajenos. Con los años, el del editor llegó a ser un oficio específico.
La editora o el editor contempla la edición de libros como un conjunto, su función no se limita a evaluar si un texto está bien redactado o traducido. Sus decisiones incluyen desde estructurar las jerarquías del libro, los paratextos y cuáles serán estos, hasta seleccionar los materiales de impresión. También, una editora o un editor tiene que tener un bagaje importante de lecturas de todo tipo -ciencias, historia, geografía, arte, música, literatura… porque la editora o editor siempre tiene la última palabra en todos los procesos de la cadena editorial y debe saber caminar en cualquier texto.
Si se trata de editoriales pequeñas, es el propio editor o editora quien contrata los contenidos, corrige y realiza la maquetación de los textos, diseña portadas, cuida la impresión, organiza lanzamientos, distribuye a las librerías y promociona en ferias.
En Latinoamérica el mundo de la edición ha estado mayormente poblado por hombres. Sin embargo, en las últimas décadas el panorama ha cambiado y hoy contamos con muchas e importantes editoras.
En Centroamérica existen mujeres pioneras del campo editorial como Irene Piedra Santa de Guatemala, Isolda Arita de Honduras, Rosa Serrano de El Salvador y Mabel Morvillo de Costa Rica.
Básicamente, una editora o un editor dedica su vida a los libros y a la divulgación cultural.