Hoy en Mundo Editorial vamos a empezar a hablar sobre el maravilloso universo de la tipografía o el arte de diseñar las letras -y otros elementos como números o símbolos.
¡Pasen adelante!
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En el medio editorial, la caja alta hace referencia a las letras mayúsculas y, la caja baja, a las letras minúsculas. Pero… ¿por qué se llaman así?
Cuando Gutenberg presentó sus tipos móviles en el siglo XV, tuvo un pequeño problema: las letras se perdían o confundían. Para optimizar el trabajo, los tipógrafos comenzaron a organizar los tipos en cajas de madera; las letras mayúsculas se ubicaron en la parte superior de la caja y las minúsculas en la parte inferior. Fue allí que empezaron a llamarlas «caja alta» y «caja baja».
Esta forma de ordenar los tipos funcionó con varios alfabetos como el nuestro y los de otras lenguas romances (portugués, francés, italiano, rumano, etc.), pero también con el cirílico, el hebreo y el árabe. Sin embargo, no resultó igual al intentar componer en chino o japonés.
La solución al problema de la tipografía china fue encontrada incluso antes de Gutenberg, en el siglo XI, por Bi Sheng -quien inventó la imprenta de tipos móviles y, además, la fabricó de porcelana. Sheng usó cajas rotativas para organizar e intercambiar los tipos de madera -que luego también hizo de porcelana 😀
En el siglo XVIII aparecieron las máquinas de escribir. ¿Cómo ajustar más de 70.000 caracteres chinos en una de esas máquinas? En los primeros años del siglo XX nadie lo sabía. Hubo una especie de carrera entre las grandes potencias para la creación de una máquina de escribir en chino, es decir, para aprovechar el mercado chino. El tamaño de esa máquina se convirtió en un chiste y una excusa para el racismo.
Tras varias décadas en las que los escritores y copistas chinos tuvieron que usar máquinas de escribir rudimentarias que no contaban con la eficiencia y sencillez del modelo occidental -presentado en un inicio por Remington u Olivetti-, China regresó con fuerza a la escena internacional en las últimas dos décadas del siglo XX; y lo hizo con su lengua ilesa y fortalecida por programaciones informáticas originales.